
Psicología perinatal: qué es y por qué hace falta esta especialización
Las profesionales de la psicología que se especializan en (in)fertilidad, embarazo, parto y posparto nos denominamos psicólogas perinatales.
Nos centramos en comprender todos los procesos fisiológicos y psicológicos que se ponen en marcha desde el deseo de tener una familia hasta que nos sumergimos de pleno en la crianza temprana y todas sus demandas.
La psicología perinatal antes del embarazo
Hay algo muy poderoso en el deseo de ser madre o padre: una decisión que consideramos de entre las más relevantes que podemos tomar en la vida.
Algunas personas tienen muy claro desde la infancia que quieren tener hijos, o, al contrario, que prefieren no hacerlo; sin embargo, es frecuente que a este deseo tengamos que sumarle un análisis en profundidad de nuestra situación vital que nos lleve a optar por una alternativa diferente a la que pensábamos: por ejemplo, que la elección de la persona con quien compartimos nuestra vida sea diferente a la que habríamos tomado.
En los tiempos actuales es muy frecuente que se posponga la llegada del primer hijo debido a la inestabilidad laboral generalizada; en algunos casos esto implica tomar la decisión de no fundar una familia a pesar de haber tenido ese deseo previamente, y puede ser algo difícil de asumir.
También puede ser el origen de dificultades para conseguir el embarazo: la infertilidad es actualmente una de las primeras dificultades que atraviesan quienes deciden ser madres y padres en una de cada seis parejas heterosexuales.
Existen otras cuestiones que pueden desembocar, como la infertilidad, en un tratamiento de fecundación asistida: madres solas por elección o parejas que se salen de la heteronorma (homosexuales, trans…). No es infrecuente que este proceso genere un fuerte desgaste tanto físico como emocional que merece una atención no solo desde la perspectiva médica, sino también la psicológica: tanto individualmente como en la medida en que impacta sobre el equilibrio de la pareja.
Incluso en situaciones aparentemente sencillas, sin dificultades fisiológicas o económicas para conseguir ese embarazo, convertir el deseo de ser madre o padre en un plan de acción, hacerlo real, puede remover cuestiones complejas: la relación con nuestros padres y madres e incluso algo tan “existencial” como la forma en qué llegamos a este mundo: ¿a nosotros se nos deseaba así?
Con todas estas cuestiones se puede trabajar desde la psicología perinatal:
- Ayudando a atravesar los posibles duelos de esta etapa (no solo en caso de pérdidas gestacionales, sino también el “duelo genético” en tratamientos que implican donación de gametos, la asunción de la fase vital anterior que se cierra, etc.)
- Facilitando llegar a acuerdos entre los miembros de la pareja en caso de posiciones muy distintas
- Aliviando el estrés generado por toda esta preparación para la nueva fase vital, etc.
La psicología perinatal durante el embarazo
Nada más confirmarse la gestación, entramos de pleno en un sistema de supervisión y seguimiento del embarazo que busca garantizar que el bebé nazca sano… pero que a menudo se olvida de quien pone el cuerpo para que eso suceda.
Las gestantes pueden sentirse vigiladas, culpabilizadas, señaladas…. y al mismo tiempo desatendidas. La parte emocional de todo el embarazo es la menos atendida, pese a que los cambios externos, tan visibles a partir de cierto punto, van acompañados de otros no menos radicales pero menos observables: los psicológicos.
Recientemente la neurociencia ha conseguido demostrar que esa sensación de “cerebro maternal” que empezamos a notar durante el embarazo tiene un correlato real a nivel de cambios en la activación de las redes neuronales y las áreas cerebrales desde el embarazo, lo que puede hacer que ciertos procesos como los lingüísticos o atencionales nos cuesten más, mientras que, en cambio, las emociones se perciben de forma más intensa.
Cambia, literalmente, la forma en que nos sentimos bien, ya que se modifican los circuitos de recompensa: esto puede hacer que sintamos mucha confusión al ver que nuestras prioridades y habilidades han dado lugar a otras muy diferentes.
Toda esta transformación es difícil de atender en unas sociedades donde se tiene tan poco espacio para una misma: esperamos que las madres trabajen como si no tuvieran hijos y que cuiden como si no necesitaran un empleo, ya desde el embarazo.
Estar embarazada no es estar enferma, pero sin duda implica una cierta vulnerabilidad que es más fácil comprender, respetar y cuidar cuando tienes un sostén durante el proceso.
Los vaivenes emocionales, la inquietud por cualquier posible dificultad en el desarrollo del bebé, la anticipación de los cambios por venir… pueden generar tensión y malestar en esta etapa, en la que además empezamos a advertir las expectativas irreales de la maternidad y la cantidad de consejos no deseados que suele conllevar la crianza: incluso personas desconocidas se nos acercan a explicarnos cómo debemos sentirnos, a contarnos lo difíciles que fueron sus partos o lactancias, o a advertirnos de lo perjudicial que es para nuestro bebé cualquier cosa que estemos haciendo, diciendo, sintiendo…
Ir haciendo un espacio propio donde explorar todas estas emociones, los cambios, las expectativas y esas dificultades para poder ir construyendo un modelo de la crianza que vamos a querer tener es algo que a menudo no permiten los programas de educación prenatal, pese a que cada vez hay más evidencia de lo importante que es la cuestión psicoprofiláctica durante el embarazo para prevenir posibles malestares posparto (que con frecuencia son más bien una detección tardía de dificultades que ya estaban allí durante el embarazo).
Consultar con una psicóloga perinatal puede ayudarte a tener una experiencia de embarazo más satisfactoria y tranquila, a prepararte para el parto con calma y consciencia, y a ir ubicándote en ese nuevo papel de madre o padre que estás a punto de empezar a ejercer.
La psicología perinatal en el posparto
Hemos roto el tabú: la depresión posparto ha pasado de ser un secreto familiar que había que ocultar a toda costa a copar las portadas de los periódicos. Con mucho esfuerzo, se va diluyendo el mito de la madre tradicional y vamos haciendo hueco a una figura materna mucho más real, con sus aristas, sus luces y sus sombras: una madre que es también una persona, con sus particularidades y sus dificultades, con sus deseos y sus carencias.
Pero esa madre no lo tiene nada fácil: por las condiciones socioeconómicas de las que hablábamos, que generan enormes dificultades para conciliar; por el choque que este cambio genera con sus referentes maternales, por lo difícil que es ejercer todos esos roles a tiempo completo…
Y qué decir de su pareja. Si la madre pasa a un segundo plano en el posparto, su pareja desaparece: y para ella tampoco es fácil, también hay ajustes que hacer, recuerdos que se remueven, noches sin dormir, problemas para cuidar y trabajar…
Y si encima es un hombre, una falta total de referentes para la paternidad tal y como se entiende hoy día, de manera corresponsable e igualitaria: quizá la madre choque con las abuelas porque la crianza antes se entendía distinto, pero, ¿cómo se hace cuando eres el primer hombre de tu familia en preocuparse de cómo se entiende la crianza? ¿Y de tu grupo de amigos?
El posparto es una de las crisis vitales más radicales que vamos a atravesar: dejamos de ser hijos para ser padres, de ser pareja para ser familia… y todo eso lo hacemos con una criatura que nos necesita a tiempo completo y a la que no es extraño que sintamos que le falta un manual de instrucciones.
Una psicóloga perinatal puede ayudaros:
- A reubicaros entre tanto conflicto de roles: descubrir quiénes sois ahora y quién queréis ser, ajustando el contexto a esas nuevas prioridades; por ejemplo, a reorientaros profesionalmente si de pronto vuestras prioridades han cambiado y vuestra trayectoria laboral ya no os encaja como antes, o a ayudar a un hermano o hermana mayor a dejar hueco a la criatura recién nacida.
- A encontrar una estructura familiar que os resulte cómoda, a vuestra medida: con sus propias reglas, rutinas, límites, tradiciones…
- A llegar a acuerdos entre vosotros sobre cómo repartiréis todas esas tareas adicionales, qué clase de educación queréis ofrecer, qué espacios propios os daréis más allá de la pareja o qué nuevos compromisos necesitáis asumir ahora que ya no sois dos.
- Y, por supuesto, a disfrutar de todo lo que os está pasando: ¡que a veces se nos olvida con tanta nueva tarea sobre la mesa!
Y en la crianza… ¿qué?
Una psicóloga perinatal no es una asesora de lactancia, ni una experta en disciplina positiva. Ni siquiera tiene por qué estar formada en psicología infantojuvenil, aunque suele ocurrir, por la afinidad entre ambas disciplinas. Para muchas dificultades de este periodo, por tanto, es posible que necesitéis atención de otro tipo de profesionales.
Conforme la criatura va creciendo, empiezan a aparecer nuevos retos y demandas. Muchos de ellos tienen que ver con el desarrollo normal de las personas en nuestros primeros años de vida, y por tanto es muy importante partir del conocimiento de cómo vamos creciendo para poder entender qué está pasando.
Pero cuando esos retos se convierten en problemas puede tener que ver no solo con dificultades de la criatura o alteraciones del desarrollo (que, de nuevo, podrían ser objeto de una valoración experta por parte de pediatras, neurólogos, etc.), sino también con la forma en que las adultas que las cuidamos reaccionamos ante estas fases; y ahí es donde entroncan la psicología infantil con la perinatal.
¿Es un niño difícil, o su madre sigue magnificando los signos de preocupación después de un parto de riesgo que no ha terminado de integrar? ¿Es una niña miedosa, o su padre la protege de tal manera que se siente incapaz de hacer nada por sí misma? ¿Y si es así, cómo podemos ayudar a esa madre o a ese padre a sentirse seguros, a enfrentar sus miedos, y a ayudar a sus peques tal y como necesitan?
¿Cómo puede ayudarte una psicóloga perinatal?
En resumen: a lo largo de todo el proceso perinatal, desde la preconcepción hasta la crianza temprana, puedes encontrar dificultades, emociones desagradables, confusas y ambivalentes, y obstáculos que te cueste trabajo afrontar para los que puedas necesitar ayuda especializada.
Es frecuente trabajar en grupos, de manera que se contribuye a generar una red de apoyo que siga sosteniendo a la familia a lo largo del resto de etapas de la crianza, pero también se pueden crear espacios de acompañamiento individual. También es clave el trabajo en redes multidisciplinares, ya que hacen falta conocimientos de muchos ámbitos distintos para tratar adecuadamente este periodo: estamos en contacto con matronas, nutricionistas, pediatras, sexólogas, fisioterapeutas…
Cada vez con más frecuencia se utilizan las nuevas tecnologías, para ajustarse a la flexibilidad que esta etapa necesita: formación disponible a cualquier hora del día o de la noche, sesiones online para no tener que desplazarse y poder estar cerca del bebé y ahorrar tiempo…
Desde la psicología perinatal se trabaja en varias áreas:
- En lo preventivo:
- Ayudando a que todas esas dificultades y malestares se puedan resolver antes de que se conviertan en un problema de salud mental; a menudo utilizando técnicas terapéuticas con evidencia en el ámbito clínico, además de psicoeducación: una “formación para el bienestar” que ofrece herramientas para comprender estos procesos, afrontar las dificultades y generar una mejora del bienestar percibido, el estado de ánimo, la armonía en la pareja, etc.
- El apoyo experto de una psicóloga puede no solo ayudar a superar dificultades cuando existe un malestar específico sino también a vivir el proceso de forma más plena, para alinear los deseos y expectativas con las condiciones en las que realmente se está llevando a cabo y convertir este camino en una palanca para el desarrollo personal, descubriendo o practicando fortalezas personales que sean útiles en esta etapa.
- En lo clínico, cuando no solo existe un malestar sino que este además cumple con los criterios estandarizados para considerarse psicopatológico. Si bien muchos de los malestares que hemos explicado en este texto se pueden entender perfectamente como dificultades o conflictos que pueden resolverse con ayuda especializada pero sin requerir atención sanitaria, en caso de gravedad, una psicóloga perinatal sin habilitación sanitaria debe derivar a quien consulta a una especialista que sí esté capacitada para ofrecer ese tipo de atención.
Acudir a una psicóloga perinatal no es ni más ni menos que aprovechar el conocimiento experto de quienes estudiamos en profundidad en este periodo para que te indique cuál es el camino más corto y agradable hacia la crianza que quieres vivir, la madre o el padre que quieres ser y la familia que quieres crear.
Si consideras que puede serte de utilidad, no esperes más y reserva tu cita.
Etiqueta:psicología perinatal, terapia online